Todos caemos alguna vez. Los astronautas no son una excepción. Es necesario estar en óptimas condiciones físicas para viajar al espacio, pero los trajes espaciales voluminosos y los niveles de gravedad más bajos pueden ser una receta para el desastre, provocando que se tropiecen con ellos mismos.
La respuesta a esta cuestión tan específica bien podrían ser las extremidades robóticas. No evitarán las caídas por completo, pero pueden ayudar a los viajeros espaciales a recuperarse.
Ingenieros en el MIT han desarrollado un exoesqueleto diseñado para ayudar a brindar a los astronautas más apoyo y ayudarlos a enderezarse después de tropezar con la baja gravedad de la luna. Los “SuperLimbs” están integrados en una mochila que también contiene los motores que los impulsan, junto con el sistema de soporte vital del astronauta.
El sistema, que aún se encuentra en fase de prototipo, responde directamente a los comentarios del usuario. Al sentarse o acostarse, ofrece un apoyo constructivo para ayudarlos a levantarse mientras gastan menos energía; cada poco extra ayuda en una situación como esta.
“Durante la era Apolo, cuando los astronautas caían, el 80% de las veces era mientras hacían excavaciones o algún tipo de trabajo con una herramienta”, dice el estudiante de doctorado del MIT Erik Ballesteros. “Las misiones Artemis realmente se centrarán en la construcción y excavación, por lo que el riesgo de caída es mucho mayor. Creemos que SuperLimbs puede ayudarlos a recuperarse para que puedan ser más productivos y extender sus EVA”.
El sistema es una adaptación de un prototipo anterior desarrollado hace varios años para trabajadores terrestres. En los años transcurridos, los exotrajes se han convertido en un método cada vez más popular para ayudar a las personas en la construcción y otros trabajos manuales a evitar lesiones innecesarias. El equipo detrás del proyecto comenzó a adaptar el trabajo luego de conversaciones con la NASA.
“En comunicación con la NASA aprendimos que el problema de caer sobre la Luna representa un riesgo grave”, afirma Harry Asada, profesor de ingeniería mecánica del MIT. “Nos dimos cuenta de que podíamos hacer algunas modificaciones a nuestro diseño para ayudar a los astronautas a recuperarse de las caídas y continuar con su trabajo”.
Adaptar el sistema significó estudiar las formas en que las personas se recuperan de las caídas. Según los investigadores, alrededor del 80% de nosotros lo hacemos de la misma forma. Finalmente, el equipo aterrizó en un sistema de control que impulsa un par de brazos robóticos que emergen de la mochila para ayudar al astronauta.
Comenzarán a probar el sistema durante el verano en el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA.