En Anillo Elden, lo matan o lo matan, brutalmente. El juego está diseñado para ponerte siempre a la defensiva, listo para atacar antes de que tú mismo puedas ser azotado. Pero esa mentalidad de disparar primero y hacer preguntas después me llevó a un evento del que me arrepiento verdadera y profundamente. Maté a un dragón y me siento muy mal por ello.
En Anillo Elden, incluso las malditas flores son peligrosas, pero contrariamente a la reputación del juego, no todo en Lands Between quiere matarte. Están esos simpáticos roedores que corretean y las encantadoras ovejitas que ruedan donuts y que sólo existen para balarte mientras pasas junto a ellas en Torrent. He tenido tantos momentos de paz sentado al borde de un acantilado, contemplando con maravilloso asombro el Erdtree dorado con una convocatoria de águilas como compañía. Nunca se me ocurriría matar a ninguna de estas criaturas porque, por un lado, valen una cantidad lamentable de runas y, por otro, son inofensivas. (Nota del editor: matando a las tranquilas y sabias tortugas viejas debería ser castigado con un reinicio completo del juego, incluso si es un accidente).